
¿Qué hizo entonces el monarca? Conociendo los deseos de los ricos plebeyos en acceder a un título nobiliario, hizo saber que todos aquellos que aportaran una cantidad considerable de dinero, para fines benéficos, serían condecorados por el Emperador con títulos nobiliarios de marqueses, duques y condes según fuese la cantidad del donativo.
Además todos los donantes serían homenajeados en una gran placa de mármol colocada al frente del nuevo hospital de beneficencia. Pronto se llenó la lista, y el levantar el hospital fue ya cosa de poco tiempo. El día de su inauguración, fue grande la expectación por ver la gran placa de mármol cubierta en terciopelo rojo, donde esperaban ver sus nombres esculpidos. Más cuando Don Pedro develó la placa, lo único que encontraron fue una frase en latín que decía “De la vanidad humana para la miseria humana”
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