lunes, 25 de agosto de 2008

MASCOTAS A LA ALCANTARILLA

Un alacrán hambriento se entierra en las arenas del desierto, o se esconde en la grieta de una roca, permaneciendo inmóvil en una especie de catalepsia. Puede permanecer así, hasta dos años y sin comer. Y si esto le parece increíble, permítame decirle que hay quien supera la marca, y el ganador absoluto es el caracol del desierto, que puede pasarse hasta cinco años adormilado sin comer ni beber.
Y para continuar hablando de animales. En Estados Unidos se puso de moda tener animales extraños en casa… mientras eran pequeños. Serpientes, arañas, cocodrilos, iguanas y muchas otras especies propias de las selvas, bosques y pantanos se convierten día con día en mascotas de jovencitos en la Unión Americana. El problema se presenta cuando la serpiente se convierte en una enorme boa que se come al gato de casa, o al perrito adorado. O también cuando el pequeño caimán adquiere dimensiones alarmantes y peligrosas. ¿Qué hacer con estas mascotas que se han vuelto peligrosas y ya no pueden vivir en la tina de baño de la casa?
Una forma muy singular para resolver el problema es arrojarlos a las alcantarillas, donde muchos de ellos logran sobrevivir, sobre todo los cocodrilos, quienes se ponen gordos y cachetones alimentándose de las numerosas ratas que habitan por ahí. Por supuesto que esto se convierte en un gran problema para los encargados de darle mantenimiento a las tuberías del desagüe, ya que no es lo mismo andar caminando a oscuras por un lugar infestado de ratas que un lugar donde es posible toparse con uno que otro cocodrilo.

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