Casi toda mi vida he sido vendedor de discos y vaya que esta historia ha estado salpicada de curiosas anécdotas de muy diversa índole. Un día llegó una señora joven acompañada de su anciano padre. Buscaban un vals bonito y antiguo o un tema hermoso y adecuado para que sus papás lo bailaran en la fiesta que les habían celebrado con motivo de sus Bodas de Oro.
Precisamente había recibido días antes un magnífico disco de valses mexicanos, así que sin titubear, ni siquiera pensar en lo que decía, le dije: “A mire, tengo exactamente lo que necesita, recibí este disco que trae “Viva mi desgracia”…” ni siquiera pude continuar, el viejito, meneando la cabeza me replicó. – “Mire jovencito, ha sido muy difícil la vida, pero no como para poner “Viva mi desgracia” –
Entonces comprendí la tontería que le había dicho, pero el problema se solucionó cuando agregué. “Bueno, pero también trae un tema más apropiado, ¿Qué le parece “Morir por tu amor”?. Por supuesto que se llevó el disco.
Precisamente había recibido días antes un magnífico disco de valses mexicanos, así que sin titubear, ni siquiera pensar en lo que decía, le dije: “A mire, tengo exactamente lo que necesita, recibí este disco que trae “Viva mi desgracia”…” ni siquiera pude continuar, el viejito, meneando la cabeza me replicó. – “Mire jovencito, ha sido muy difícil la vida, pero no como para poner “Viva mi desgracia” –
Entonces comprendí la tontería que le había dicho, pero el problema se solucionó cuando agregué. “Bueno, pero también trae un tema más apropiado, ¿Qué le parece “Morir por tu amor”?. Por supuesto que se llevó el disco.
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