Dos monjes budistas viajaban por un camino lodoso, bajo una fuerte lluvia. Al doblar un recodo, se encontraron con una hermosa doncella ataviada con quimono y ceñidor de seda, que no podía cruzar.
"Ven niña", le dijo uno de ellos. Tomándola e brazos, la llevó hasta el otro lado.
El otro monje no habló en toda la noche, hasta que llegaron a un templo. Entonces no pudo contenerse, y comentó.
-Nosotros, los monjes, no debemos acercarnos a las mujeres, especialmente a las jóvenes y bellas. ¿Porqué hiciste eso?.-
-Dejé a la muchacha allá, junto al camino- contestó el primer monje-. Tú, ¿aún la traes contigo?.
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