Los Kappas son demonios, que según la tradición, viven en las aguas japonesas. Quienes afirman haberlos visto aseguran que tienen el tamaño de un niño, el cuerpo semejante al de una rana y traen una caparazón de tortuga sobre sus espaldas, mientras que en sus manos y pies poseen enormes garras.
Una antigua leyenda cuenta que estas criaturas llegaron del espacio y establecieron una ciudad artificial bajo el agua, y volaban alrededor de la tierra con sus naves.
Las historias que se cuentan sobre ellos siempre los representan como seres malvados. Su presencia se detecta por su gran pestilencia a pescado podrido, aunque, como si esto fuera poco, suelen tirar constantes flatulencias de nauseabundo olor. Gustan de espiar a las muchachas mientras se desvisten, y roban niños y mujeres.
Hay dos manjares que son irresistibles para ellos: los pepinos y los niños. Se dice que absorben la energía de sus víctimas chupándoles la sangre y comiéndose el hígado y las entrañas.
Para ahuyentarlos se utiliza el fuego. Incluso, aún hoy en día, se acostumbra realizar anualmente, en algunas aldeas del Japón, una celebración con fuegos artificiales para asustar a los malos espíritus, entre ellos los kappas. Aunque, en la antigüedad las mujeres procuraban llevar un pepino en su bolsillo por si se topaban con uno de estos temibles monstruos. Más si esto no era posible, aún existía un recurso adicional. Se dice que los kappas tienen un huevo en su cabeza, que se mantiene siempre lleno de agua, misma que provee de todo el poder a su organismo. Como estos seres entienden perfectamente el japonés, e incluso pueden hablarlo y además de ello siguen a la perfección el código de conducta de los japoneses, basta con hacerles una reverencia, para que ellos se vean obligados a responder al saludo, logrando que de esta forma se derrame el agua que llevan sobre la cavidad de su cabeza, y con ello pierdan temporalmente todos sus poderes.
Para evitar cualquier tipo de conflicto con estos malévolos seres, las familias japonesas lanzaban pepinos a los lagos cercanos a sus casas para saciarles el hambre y evitar que se comieran a sus niños.
En la actualidad los kappas son tan solo parte de una de las innumerables leyendas del Japón, y sólo aparecen en muchos de los videojuegos de moda, donde representan a los villanos de la historia.
Una antigua leyenda cuenta que estas criaturas llegaron del espacio y establecieron una ciudad artificial bajo el agua, y volaban alrededor de la tierra con sus naves.
Las historias que se cuentan sobre ellos siempre los representan como seres malvados. Su presencia se detecta por su gran pestilencia a pescado podrido, aunque, como si esto fuera poco, suelen tirar constantes flatulencias de nauseabundo olor. Gustan de espiar a las muchachas mientras se desvisten, y roban niños y mujeres.
Hay dos manjares que son irresistibles para ellos: los pepinos y los niños. Se dice que absorben la energía de sus víctimas chupándoles la sangre y comiéndose el hígado y las entrañas.
Para ahuyentarlos se utiliza el fuego. Incluso, aún hoy en día, se acostumbra realizar anualmente, en algunas aldeas del Japón, una celebración con fuegos artificiales para asustar a los malos espíritus, entre ellos los kappas. Aunque, en la antigüedad las mujeres procuraban llevar un pepino en su bolsillo por si se topaban con uno de estos temibles monstruos. Más si esto no era posible, aún existía un recurso adicional. Se dice que los kappas tienen un huevo en su cabeza, que se mantiene siempre lleno de agua, misma que provee de todo el poder a su organismo. Como estos seres entienden perfectamente el japonés, e incluso pueden hablarlo y además de ello siguen a la perfección el código de conducta de los japoneses, basta con hacerles una reverencia, para que ellos se vean obligados a responder al saludo, logrando que de esta forma se derrame el agua que llevan sobre la cavidad de su cabeza, y con ello pierdan temporalmente todos sus poderes.
Para evitar cualquier tipo de conflicto con estos malévolos seres, las familias japonesas lanzaban pepinos a los lagos cercanos a sus casas para saciarles el hambre y evitar que se comieran a sus niños.
En la actualidad los kappas son tan solo parte de una de las innumerables leyendas del Japón, y sólo aparecen en muchos de los videojuegos de moda, donde representan a los villanos de la historia.
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