miércoles, 15 de octubre de 2008

LA KAABA

La Meca es una ciudad en medio del desierto. El terreno que la rodea es tan árido y pobre que es incapaz de proporcionar los alimentos necesarios para los habitantes de esta ciudad sagrada. Aún así en ella se encuentra el corazón del Islam.
En el centro de la Meca, se levanta una gran mezquita construida allá por el siglo VIII llamada Al-Haram. En su interior hay un gran patio cuadrangular en el que pueden concentrarse hasta 35,000 personas y que está rodeado de claustros y pórticos. En el centro de este gran patio esta el sitio más sagrado para el islam: la Kaaba.
Es un enorme cubo, edificado con capas de piedras gris-azuladas, que tiene poco más de 12 metros de alto, casi cinco y medio metros de largo y 4,25 metros de ancho, sin más abertura que una puertecita situada a poco más de dos metros sobre el nivel del suelo, a la cual no se puede llegar sino por una escalera portátil de la que se hace uso solo en la época de las peregrinaciones. Su interior es oscuro, consiste en una sala revestida de mármol, iluminada por lámparas de plata y oro macizo. Tres columnas de madera sostienen el techo y las paredes interiores están cubiertas por una enorme cantidad de inscripciones que recuerdan las restauraciones que se le han hecho. En tiempo reciente le fue colocada una puerta de oro.
En una de las paredes exteriores de la Kaaba está enclavada la célebre piedra negra, traída, según la tradición árabe, del paraíso por los mismos ángeles, a fin de que sirviese de tarima para el reposo de los pies de Abraham cuando construyó el templo. Esta reliquia no tiene más que unos 30 centímetros de diámetro. Durante la visita de los fieles, es tocada y besada con veneración. Ningún otro objeto ha obtenido tanta veneración de parte de los hombres, pues muchísimos siglos antes de Mahoma ya se le veneraba.
La venerada piedra negra es un aerolito, y la tradición dice que el arcángel Gabriel lo entregó a Abraham. Descendió a la tierra más blanca que la leche, pero los pecados de los hijos de Adán la volvieron negra. Debe ser besada con unción pero nunca con adoración por todos los peregrinos que accedan a ella. Mahoma la besó y dijo: No me olvido que eres una piedra y no puedes hacerme ni bien ni mal.
Toda La Kabaa está recubierta en su exterior por una enorme tela de color negro, como un enorme monumento antes de su develación, y la cubierta de tela es ceñida por una banda cordada en oro con textos del Corán. Cada año se renueva la cubierta y las inscripciones son distribuidas y vendidas como reliquias.
Las leyendas antiguas de los musulmanes cuentan que ahí en ese sitio Adán construyó una casa, pero a la llegada del diluvio esta se destruyó, más luego vino Abraham y la reconstruyó, en el sitio exacto del eje que atraviesa todos los cielos. Donde se une lo divino con lo terrenal y bajan con frecuencia los ángeles.
Este es el centro litúrgico del mundo musulmán. Lugar que todos los seguidores del islam deben visitar al menos una vez en la vida. Es por ello que en la fecha anual de su celebración llegan miles de peregrinos de todos los rincones del mundo. Ahí al llegar al umbral del área sagrada que rodea la Meca, el peregrino se despoja de todas sus vestiduras, se purifica con agua de la cabeza a los pies, se envuelve en dos piezas de tela sin costuras, una alrededor de la cintura y otra sobre su hombro. Y en este estado consagrado se acerca a la Kaaba, donde besa la piedra negra y luego comienza a dar vueltas y vueltas alrededor de la sagrada construcción, invocando a Dios incesantemente. Tras esta visita, luego parte hacia los diversos lugares de la historia sagrada y completa su peregrinación con el sacrificio de un carnero, en memoria del de Abraham.

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