Desde tiempos muy remotos los elefantes se convirtieron en valiosos colaboradores del hombre. Su enorme fuerza y resistencia, aunado a la facilidad para domesticarlos permitió que fueran empleados para transportar grandes cargas, derribar árboles, realizar enormes construcciones y obtener valiosas victorias en tiempos de guerra. Pero además de todo ello muchos de ellos fueron entrenados como verdugos, aprendiendo formas extremadamente crueles para matar.
Los Romanos y Cartaginenses los adiestraron para enfrentar las masas, aplastar a los ejércitos enemigos y los grupos de rebeldes. Aunque fue en el sur y sudeste asiático, especialmente en la India, durante por espacio de casi 4.000 años donde fueron utilizados en forma más drástica y cruel. Los reyes siempre tenían su manada de poderosos elefantes que simbolizaban el poder real. Había elefantes mansos y dóciles para el servicio de transporte de la realeza, pero también había una buena cantidad de ellos entrenados especialmente para matar, manifestando con ello el poder real. De esta forma el pueblo estaba totalmente conciente que el rey se encargaba de dispensar la vida y la muerte.
Leones y osos fueron utilizados con la misma finalidad, más los paquidermos resultaban más dóciles y fáciles de entrenar, manteniéndose siempre bajo el control estricto del entrenador, lo que permitía un buen éxito en la ejecución.
Los elefantes verdugos eran entrenados para matar de diversas formas a la víctima; podían simplemente aplastarles la cabeza o prolongarles la agonía hasta la muerte mediante torturas.
Los elefantes sabían dislocar miembros o romper huesos sin hacer lesiones mortales, por ello se les llegó a utilizar en las famosas “ordalías”, aquellos terribles “Juicios de Dios”, donde el elefante “jugaba” con el reo (en ocasiones durante horas) y si este sobrevivía, era perdonado, porque era señal de inocencia (por supuesto que nadie se escapaba de la muerte).
Por lo general la forma de ejecución era el aplastamiento del cuerpo o de la cabeza, pero también clavando los colmillos o poniéndoles cuchillas en los mismos. En otras ocasiones el elefante ponía su pata sobre el reo y con la trompa le arrancaba los miembros uno a uno.
El aplastamiento por elefante fue abolido por los británicos en su conquista colonial de la India en 1815. Desde entonces esto quedó atrás como una de las negras páginas de la historia. Una de las acciones más crueles del hombre en contra del hombre.
Los Romanos y Cartaginenses los adiestraron para enfrentar las masas, aplastar a los ejércitos enemigos y los grupos de rebeldes. Aunque fue en el sur y sudeste asiático, especialmente en la India, durante por espacio de casi 4.000 años donde fueron utilizados en forma más drástica y cruel. Los reyes siempre tenían su manada de poderosos elefantes que simbolizaban el poder real. Había elefantes mansos y dóciles para el servicio de transporte de la realeza, pero también había una buena cantidad de ellos entrenados especialmente para matar, manifestando con ello el poder real. De esta forma el pueblo estaba totalmente conciente que el rey se encargaba de dispensar la vida y la muerte.
Leones y osos fueron utilizados con la misma finalidad, más los paquidermos resultaban más dóciles y fáciles de entrenar, manteniéndose siempre bajo el control estricto del entrenador, lo que permitía un buen éxito en la ejecución.
Los elefantes verdugos eran entrenados para matar de diversas formas a la víctima; podían simplemente aplastarles la cabeza o prolongarles la agonía hasta la muerte mediante torturas.
Los elefantes sabían dislocar miembros o romper huesos sin hacer lesiones mortales, por ello se les llegó a utilizar en las famosas “ordalías”, aquellos terribles “Juicios de Dios”, donde el elefante “jugaba” con el reo (en ocasiones durante horas) y si este sobrevivía, era perdonado, porque era señal de inocencia (por supuesto que nadie se escapaba de la muerte).
Por lo general la forma de ejecución era el aplastamiento del cuerpo o de la cabeza, pero también clavando los colmillos o poniéndoles cuchillas en los mismos. En otras ocasiones el elefante ponía su pata sobre el reo y con la trompa le arrancaba los miembros uno a uno.
El aplastamiento por elefante fue abolido por los británicos en su conquista colonial de la India en 1815. Desde entonces esto quedó atrás como una de las negras páginas de la historia. Una de las acciones más crueles del hombre en contra del hombre.
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