miércoles, 4 de junio de 2008

LAYLA, LA MUJER DE NEGRO (0001)

Layla era una chica atractiva, hija de una familia de buen nombre y fortuna, en esta ciudad de Guadalajara (México). Si bien no era una mujer muy alta, su porte distinguido y finas ropas, la hacían verse como una auténtica dama de clase.
Un día Layla se enamoró de un X caballero, y aquél romance se volvió de ensueño, trastornándole totalmente la existencia. Layla pasaba días y noches con la imagen de su amado acaparando sus pensamientos. Deseosa de atrapar para siempre aquella hermosa fantasía, rogó y suplicó, hasta que su amado galán, aceptó comprometerse con ella en matrimonio.
Como es común, en este tipo de situaciones, una vez pedida la mano de la novia, se hicieron todos los preparativos, que no eran pocos, dado que se trataba de una dama de alta alcurnia; prometiendo ser aquella celebración una de las mas notables de la época, ya que incluso la ceremonia se efecturía en la catedral de la ciudad, recinto obligado, en aquél entonces, para efectuarse los matrimonios de la aristocracia.
Pero el día de la boda, Layla se quedó esperando a su amado a la puerta de la catedral. Su anhelado príncipe huyó de la ciudad, temeroso de afrontar su compromiso, y la pobre novia regresó hecha un mar de llanto a su elegante casa, mientras la familia no sabía como ocultar la vergüenza y humillación sufrida.
El chisme corrió como reguero de pólvora. Hasta los periódicos, escasos de notas sensacionalistas, comentaron ampliamente la bochornosa historia. Mientras que Layla se aparto de la vista de todos, siendo abandonada incluso por su familia, quien la responsabilizó de aquella vergonzosa situación.
Lyla dejó de comer, recluída en su habitación terminó por agotar sus lágrimas, y sus pensamientos se volvieron tan confusos y distorcionados, que la condujeron a evadirse de la realidad. La gente, mientras tanto, murmuraba por las esquinas, que Layla estaba en cinta y por ello no salía más a la calle, incrementando con dicho rumor la vergüenza de la familia.
Pasaron los años y Layla jamás volvió a ser la misma, se sumó a ese romántico grupo de mujeres que terminan por volverse locas, a causa de una herida de amor. Su mente se escapó de la realidad y ya no le importó arreglarse, ni seguir las rutinas propias de una dama de su clase. Hasta que un día salió de su casa y comenzó a deambular por las calles. La familia se apresuró a buscarla para encerrarla de nuevo, motivados, más que por otra cosa, por el que dirán de las gentes. Más Layla escapó una y otra vez de su mansión, hasta que la familia desistió de su empeño, y la consideraron muerta, cerrando para ella y para siempre la puerta de aquella residencia.
En las calles, Layla, fue llamada la "reyna" de vagos y miserables. Dormía en cualquier rincón, bajo cualquier cornisa, teniendo como única prenda un elegante vestido negro, que con el paso del tiempo se decoloró demasiado y se volvió brilloso de tanta mugre, sin que esto jamás le hiciera perder su porte de mujer de gran clase.
Le creció el pelo tanto y tanto, que se le hizo un ernome mazacote que iba de su cabeza al suelo y de ahí regresaba a su brazo, colgando como si se tratase de un elegante manto.
La gente decía, en su chismoso oficio de siempre, que se convirtió en amante de borrachines y mal vivientes, aunque ella tan solo caminaba por las calles de la ciudad, hurgando en los botes de basura como cualquier mendigo, y sin hablar prácticamente con nadie.
Aquella enigmática mujer, la dama elegante de la calle, un día apareció muerta tirada sobre una alcantarilla. La recogieron los de medicina forense, y como es su rutina, le realizaron la autopsia. Murió, según dijeron, de muerte natural, y ademas, para poner en su sitio a todos aquellos que tanto y tanto hablaron, se aclaró en su comunicado que Layla... NUNCA DEJO DE SER SEÑORITA!.
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