Se dice que por el año 1000 A.C. un samurai fue acusado de desobedecer al emperador. Y para probar su inocencia, como muestra de honor, días antes del juicio se partió el vientre con una daga. Así nació la famosa práctica del hara-kiri, palabra que literalmente puede traducirse como “abrirse el vientre”.
Después el hara-kiri se convirtió en una tradición, reservada exclusivamente para los samuráis, quienes lo ejecutaban en una ceremonia religiosa y por orden del emperador, quien les daba a conocer su disposición a través de un comunicado. El mandato iba acompañado de una daga ricamente adornada, que tenía que ser devuelta a la casa imperial manchada de sangre, en prueba de que la orden había sido ejecutada. En caso de desobediencia, el deshonor le perseguía al samurai desobediente y a su familia durante generaciones.
Por supuesto que el hara-kiri ya pasó por fortuna a la historia y en la actualidad ya no existen emperadores que den este tipo de órdenes contra sus súbditos.
Después el hara-kiri se convirtió en una tradición, reservada exclusivamente para los samuráis, quienes lo ejecutaban en una ceremonia religiosa y por orden del emperador, quien les daba a conocer su disposición a través de un comunicado. El mandato iba acompañado de una daga ricamente adornada, que tenía que ser devuelta a la casa imperial manchada de sangre, en prueba de que la orden había sido ejecutada. En caso de desobediencia, el deshonor le perseguía al samurai desobediente y a su familia durante generaciones.
Por supuesto que el hara-kiri ya pasó por fortuna a la historia y en la actualidad ya no existen emperadores que den este tipo de órdenes contra sus súbditos.
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