
Todos enmudecimos ante los hechos. Nos quedamos petrificados esperando una violenta reacción del padre del pequeño. Más éste, se acercó al niño, lo abrazó y le dijo: -No te preocupes hijo, solo fue un accidente, ahorita lo arreglamos-, luego, se dirigió a su esposa para solicitarle que llevara al niño a comprar un helado, para que se le bajara el susto. Cuando la madre salió con el pequeño tomado de la mano, aquél admirable padre, se acerca al vendedor y sonriendo le dice: -Mi amigo, acaba usted de hacer una buena venta, ¿me puede hacer la cuenta por favor?- El vendedor, sin reponerse aún de la sorpresa, tan solo alcanzó a balbucear: -Sí señor, ahorita lo arreglamos-
Después de que el equipo fue empacado (el cual por fortuna tan solo se dañó un poco en su apariencia), y la cuenta fue liquidada, el gerente se acercó al hombre y le dijo: -Lo felicito, es usted un padre muy padre-
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