martes, 14 de octubre de 2008

PLASTINACION: ARTE MACABRO

En Dalian, al noroeste de China, hay una industria muy próspera. Si usted la mirara un poco desde lejos, pensaría que es como tantas otras industrias exitosas, donde se trabaja en el clásico sistema de producción en cadena y que fabrica bolsos, ropa o quizás juguetes; pero no es así, aquí se trabaja con cadáveres.
Este macabro negocio fue iniciado por el doctor alemán Gunther Von Hagens, de 59 años, un anatomista con aspecto de sepulturero que en 1977 ideó y patentó una nueva técnica, la plastinación, que vino a revolucionar la conservación de cadáveres.
Este “ilustre” doctor escandalizó al mundo entero en noviembre del 2002, cuando realizó ante los ojos atónitos y nerviosos de 500 espectadores una autopsia que fue grabada y luego retransmitida por un canal de T.V., cuyo cadáver luego pasó por el novedoso proceso del plastinado.
Este proceso consiste en reemplazar el agua de las células del cuerpo humano por una materia plástica impregnada al vacío, con lo que se consigue que el cadáver se conserve sin olor y pueda ser manipulado y exhibido – como empezó a hacer el propio Von Hagens en 1977 – de un modo supuestamente artístico.
Este polémico anatomista, rebautizado por la prensa alemana como el Especulador de los muertos y Doctor muerte, ideó y puso en marcha su revolucionaria técnica en la Universidad de Heidelderg. Más luego cambió su centro de producción de cadáveres plastificados a Dalian en China, porque, como es del todo sabido, ahí la mano de obra es sumamente barata, son hábiles en el trabajo manual, no hay problemas sindicales, el gobierno es tolerante y la materia prima se puede conseguir en abundancia.
La factoría es muy moderna, con las paredes cubiertas de azulejo blanco, grandes mesas de acero inoxidable sobre las que se colocan los cadáveres. En cada una, cuatro trabajadores chinos de bata azul y delantal blanco, se reparten el trabajo: dos laboran de la cintura para arriba, los otros dos, de la cintura para abajo. Se habla poco, solo se escucha de vez en cuando el sonido de los aerosoles que aplican para limpiar los restos e impurezas sobre la zona que están trabajando. Así es la sala de disección.
En otra de sus áreas, en la segunda planta, la estampa es como de una inmensa morgue industrializada. Aquí los trabajadores parecen cirujanos o escultores. Se ocupan individualmente de órganos o porciones de los cadáveres que cuelgan de ganchos o ejes móviles sujetos al techo. Ahí se pueden ver medias cabezas, brazos, piernas y pulmones, mismos que van atendiendo dentro de un complejo proceso de plastificado.
Por supuesto que tienen sus depósitos donde guardan la materia prima, una buena cantidad de cadáveres en espera de tratamiento, y las áreas especiales donde se guardan los que ya han sido manipulados. Todo ello dentro de un área de 30,000 metros cuadrados.
Von Hagens levantó su factoría en esta ciudad portuaria por un coste de 15 millones de dólares y en ella trabajan 170 empleados de la zona, que en momentos de máxima productividad, lo hacen en turnos, durante las 24 horas del día. Aunque el sistema de producción no difiere demasiado del de una fábrica de coches o de conservas, la complejidad de las tareas provoca que este largo centenar de empleados tengan que dedicar centenares de horas a cada preparado, además de utilizar compuestos químicos especiales y herramientas de alta precisión.
¿Qué es todo esto?, ¿Cuál es la finalidad de este macabro trabajo?. Muy sencillo, aunque el doctor Von Hagens diga que hacen obras de arte, este es un excelente negocio, ya que los cadáveres plastinados son luego vendidos a todo el mundo para ser estudiados en universidades o exhibidos en museos sensacionalistas. Y aunque el precio es bastante alto, algo así como $ 100,000 pesos mexicanos, la demanda es extremadamente alta. Además Von Hagens tiene su sala de exhibición en Francfort, Alemania, misma que ha sido admirada también en Corea del Sur, Japón, Gran Bretaña, Suiza, Austria, Bélgica y Singapur, con una asistencia de más de 14 millones de espectadores. Esto nos da una buena idea del gran negocio que este moderno Franquestein tiene entre manos, porque el ingreso a sus horrendas exposiciones cuesta como $ 15.00 dólares por persona, y si usted se anima, y llena un formulario aceptando donar su cuerpo a la institución, entonces obtendrá un pase de ingreso gratuito.
E incluso el negocio abarca la internet, ya que en su tienda web, usted puede adquirir toda una serie de abjetos cadavéricos, como gorras, pulseras, postales, camisetas, posters, llaveros o libros relacionados con el tema. Se calcula que la fortuna del doctor muerte asciende ya a más de 130 millones de dólares.
Pero… vamos a la parte más seria de esta nota. ¿de dónde consigue el doctor Von Hagens los cadáveres?. El semanario alemán Der Spiegel, publicó un amplio reportaje donde revela que la procedencia de la materia prima no es producto de donaciones, como hasta ahora ha afirmado el director de este negocio, sino que la mayoría de los cadáveres proceden de las penitenciarías y campos de trabajo cercanos a la fabrica de Dalian, misma que está situada precisamente cerca de zonas militares de acceso restringido, prisiones y centros de castigo para opositores políticos al régimen y miembros de la secta Falung Gong.
Según la revista alemana, las autoridades chinas alimentan la fábrica con cuerpos procedentes de estos terribles lugares. Y todo parece indicar que no anda escasa precisamente de materia prima. Según un inventario fechado en noviembre pasado, tenían en proceso 647 cadáveres completos, además de 3.909 partes del cuerpo humano, como piernas y manos, y 182 fetos, embriones o recién nacidos. En el inventario se especifica con todo lujo de detalles el tamaño, la edad y el sexo.
Pero el reportaje ahonda mucho más en el tema al publicar varios fragmentos de algunos correos electrónicos que Von Hagenes intercambió con su director de planta, el profesor Sui Hongin, en los que se regocijan porque ha llegado una partida de “cuerpos frescos” y de “alta calidad”. En otro correo, el doctor autoriza a uno de sus empleados chinos la compra de 50 o 60 cadáveres adultos a $220 euros la pieza.
La dudosa procedencia de los cadáveres ha provocado la intervención de la justicia, ya que se detectaron dos cadáveres con signos de haber sido ejecutados (tenían una bala en la nuca), que según se supo posteriormente, pertenecían a un hombre y una mujer fusilados en China el 29 de diciembre del 2001. A estos cadáveres se sumaron otros que tenían los estómagos cortados en cruz, lo cual significa, que les habían extraído los órganos para su venta clandestina.
El escándalo provocado fue mayúsculo, por lo que el doctor Von Hagenes tuvo que dar la cara en una rueda de prensa, eximiéndose de toda responsabilidad, alegando que no podía verificar que cada uno de los cuerpos que se le entregaban tuvieran una procedencia correcta. Y como muestra de su rectitud, reconoció que siete cuerpos chinos que tenía en su poder, en el momento de las declaraciones a la prensa, y los cuales presentaban heridas en la cabeza, serían enterrados y no conservados.
El doctor Von Hagens tuvo que comparecer ante el parlamento para desmentir que el origen de los cuerpos que se encontraban en su fábrica eran de compras realizadas a médicos forenses corruptos.
Pero los planes de este negocio de muerte siguen adelante, aunque ahora con una mentalidad un poco más positiva, ya que ha comenzado a trabajar en la plastinación de animales, de los cuales ya tiene las primeras muestras: un elefante, una jirafa y un enorme gorila, mismos que son exhibidos junto a un hombre montado a caballo despellejados.

1 comentario:

marcelagiraldo dijo...

Es horrible lo que sucede en China, con los practicantes de Falun Gong, el régimen chino ha difamado esta disciplina en todo el mundo tildándola de secta, y es por esto que se dan el derecho de cometer este genocidio, utilizando el poder para perseguir a los practicantes de Falun Dafa.