miércoles, 27 de mayo de 2009

EL LABERINTO DE MAGONIA

Hace aproximadamente 1200 años los habitantes de Lyon (Francia) capturaron a tres hombres y una mujer, que según el populacho, habían bajado de un barco volador. Los acusaron de ser tempestarios, una clase de hechiceros que se dedicaban a arruinar las cosechas, enviando fuertes tormentas contra los campos, con todo y truenos y granizo.
Los asustados acusados fueron llevados ante la presencia de un clérigo llamado Agobardo, hombre inteligente y con fama de santo, para que otorgara su veredicto y con ello tomar una decisión al respecto. El santo barón escuchó pacientemente a unos y a otros. Los acusados alegaron en su defensa que eran gente de la región, pero que habían sido raptados poco tiempo atrás por hombres milagrosos que les mostraron inauditas maravillas y luego los liberaron para que contaran todo lo que les habían mostrado.
Sus captores en cambio los acusaron de brujos provocatormentas, que arruinaban las cosechas, recogiendo luego los frutos dañados que transportaban en barcos capaces de navegar por el cielo hasta una ciudad situada entre las nubes a la que llamaban Magonia.
El clérigo Agobardo, meneó la cabeza mientras elevaba al cielo los ojos, pidiendo al Señor paciencia para poder lidiar con tanta estupidez. No creyó ni a unos ni a otros. Los amonestó fuertemente por inventar tanta historia tan fantasiosa, ordenando la inmediata liberación de los cautivos y que se quitaran de cuentos relacionados con tempestarios, barcos que navegan por las nubes y la tal ciudad de Magonia.
Como ya se ha de imaginar, esta historia es una de las pruebas que enarbolan los ufologos para afirmar que los extraterrestres han estado con nosotros desde hace bastante tiempo, pero como casi todos somos tan testarudos, al igual que el santo Agobardo, no hemos podido desarrollar la fe necesaria para creer en ello.

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