
Por lo general se buscaba mujeres que tuvieran el sueño pesado y fueran bastante obesas, para que sencillamente mataran al niño por sofocación. Se dice que hasta la segunda mitad del siglo XVIII un 70% de los niños dados a amamantar morían antes del año, tanto por sofocación como por desnutrición deliberada. La verdad es que las buenas nodrizas de aquellos tiempos no eran las que mejor cuidaban y amamantaban a los bebés, sino aquellas que pronto se deshacían de ellos.
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