- Somos hermanos – le dijo el más viejo – nuestro padre murió dejándonos como herencia 35 camellos y según su voluntad, a mí me tocan de herencia la mitad, a mi hermano Hamed, una tercera parte y a Harim, el más joven, una novena parte. Pero nos ordenó no dañar a ningún camello. Es así como nos resulta imposible cumplir con la voluntad de mi padre y a eso se debe la discución.
Beremiz pensó unos momentos y luego les ofreció una solución.
- Todo es posible de solucionar con un poco de ingenio y buena disposición – les dijo- lo primero que haremos es sumar mi camello a los de ustedes, así tendrán 36. La mitad de 36, que es lo que a ti te toca son 18 –le dijo al mayor – tenías que recibir 17 y medio y ahora tienes un poco más. El segundo, que recibía 11 y un poco más, ahora recibirá 12, y el joven, que debería de recibir 3 y un poco más, ahora recibe 4 . Esta es la mitad, la tercera parte y la novena de 36.
-Los hermanos se abrazaron felices, porque el gran problema de pronto se había resuelto y mucho mejor de lo esperado. Luego les dijo Beremiz:
- Ustedes han recibido 18, 12 y 4, o sea un total de 34. Por lo cual sobran dos camellos. Uno es el que yo puse y lo retiro, y el otro es mi comisión que recibo como premio por haberlos ayudado. Dicho esto, tomó los dos camellos y se fue.
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