De improviso apareció en todo el sur de Italia una rara enfermedad que liquidaba a los enfermos después de tres días de intensa agonía, durante los cuales escupían sangre, deliraban y se llenaban de ronchas y grandes tumores. Aquello era algo nunca visto, y se tomó como un castigo divino por los grandes pecados de la humanidad.
Mas otros pensaron diferente y culparon a los judíos, a los leprosos y los extranjeros. ¡Ellos eran quienes habían contaminado los posos!; fue así como se desató una violenta acometida contra todos ellos. Los acusados fueron quemados, apedreados, arrojados a los ríos, pero aún así “la muerte negra” continuó propagándose.
La mayoría de los infectados eran pobres, quienes vivían en precarias condiciones de higiene y alimentación.
Fueron tantos y tantos los muertos, que hubo pueblos enteros que fueron aniquilados; ya no había quien enterrara a los muertos. Los cadáveres quedaban tirados por las calles sin que nadie quisiera acercarse a ellos. No había madera suficiente para hacer tantos ataúdes. Y sabiendo del grave peligro de contagio, la gente huía de los enfermos, aún cuando fueran los miembros de su propia familia.
Los médicos, intentando evitar el contagio, se vistieron con ropas largas y se cubrían totalmente
Pero ni los médicos se salvaron, al igual que poetas y escritores, comerciantes y gobernantes, pobres y ricos, hasta el mismo rey de Castilla Alfonso XI sucumbió ante
Desde Italia el mal subió al norte de Europa, expandiéndose por Francia, España, Inglaterra y hasta Rusia. Muchos perdieron la fe porque sentían que Dios los había abandonado. Otros se entregaron a extravagancias y excesos religiosos. Surgió un grupo de fanáticos a quienes llamaron “los flagelantes”, que iban de pueblo en pueblo, con la espalda descubierta y azotándose unos a otros como expiación de sus pecados. Aunque también servían de verdugos para todos aquellos que ellos consideraban que eran culpables de su desdicha.
La peste negra arrasó con China e India, acabando en este último país con más del 60 % de
1 comentario:
Se le echaba la culpa a varios colectivos, pero solo se hablan de los judios... la eterna victimizacion
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