domingo, 15 de junio de 2008

VER POR PRIMERA VEZ



¿Cómo cree usted que reaccionaría una persona de aproximadamente 30 años, que hubiera sido toda su vida un invidente y de pronto, gracias a una intervención quirúrgica, tuviera la oportunidad de ver por primera vez?
Quizás usted piense que caería de rodillas dando gracias a Dios por el milagro, o tal vez saldría brincando y gritando lleno de júbilo por el don recibido, más nada de esto es común cuando suceden este tipo de casos. En la actualidad, gracias a los avances de la ciencia y la medicina, muchos invidentes han logrado obtener la vista y sus reacciones no crea usted que fueron en todos los casos positivas.
En primer lugar hay que aclarar que después de la intervención y un poco de convalecencia, no se le quitan al paciente las vendas de los ojos y ya está listo para gozar de las maravillas del mundo. Se requiere de un apoyo psicológico profesional, para que el paciente logre adaptarse positivamente a su nueva forma de vida. Es un proceso en el cual poco a poco se irán descubriendo sus ojos a la luz. Aunque estos ya tengan toda la capacidad para ver las cosas de su entorno, su cerebro no tiene la información apropiada para asimilar el entorno.
En primer lugar su visión será borrosa y deficiente, más cuando su cerebro logre procesar la dimensión y formas de las cosas que le rodean, se requiere de un apoyo informático para darle a conocer que es cada cosa que ve. Este proceso puede provocar un estado emocional caótico, que podría llevar a la persona a una difícil situación anímica, al grado que prefiera cerrar los ojos para volver nuevamente a su anterior estado de invidencia.
El Dr. Marius Van Senden, nos relata sobre este tipo de situación en algunos de sus pacientes, que después de una intervención quirúrgica lograron recuperar la vista. Nos dice que un nuevo vidente es un “analfabeta visual”, alguien que tiene que aprender el significado de lo que ve. Es como aprender un nuevo lenguaje de formas y colores. Todo se vuelve un complejo crucigrama que deben de resolver. Por ejemplo, les es imposible entender la profundidad de los espacios, las luces y las sombras. Caminar con los ojos abiertos les es mucho más difícil que con los ojos cerrados. No entienden siquiera lo que es el rostro de una persona. Hasta que la ven hablar se dan cuenta por la boca salen las palabras. Se sienten confusos y asombrados de que todas las personas sean diferentes fisicamente. Y por supuesto que les es totalmente absurdo el entender nuestros conceptos de la belleza. Una mujer de belleza escultural, no le resultará más hermosa que una mujer obesa y de rostro desagradable.
Y aunque todos los nuevos videntes pasan por una etapa crítica antes de adaptarse a su nueva situación, al final prácticamente todos terminan por adaptarse y vivir agradecidos por el inmenso don que es tener la vista. A partir de ese momento, al abrir por las mañanas los ojos, siempre traen consigo una sonrisa, sintiendose inmensamente agradecidos, de un bien que por desgracia nosotros ya ni siquiera sabemos lo que esto significa.

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