domingo, 27 de julio de 2008

CORRIENDO POR LA VIDA

Terry tenía escasos 18 años cuando comenzó a sentir una fuerte molestia en la rodilla derecha. El era un apasionado corredor de maratón, así que pensó que de alguna manera se había provocado una lesión. Con un poco de reposo, quizás sedería la lesión. Mas no fue así. Aquella molestia comenzó a empeorar, por lo cual se vio obligado a realizarse una revisión médica. El diagnóstico fue demoledor: Tenía osteosarcoma, un cáncer en los huesos. Iniciaron de inmediato los demoledores tratamientos de quimioterapia, pero aún así fue necesario amputarle la pierna.
Para nadie es fácil emprender con valor una situación de esta naturaleza; tampoco para Terry lo fue, pasó por una etapa inicial depresiva, hasta que un amigo le llevó una revista, que incluía un artículo que reavivó todas las fuerzas internas que se anidaban en su interior. Leyó una y otra vez la historia de Dick Traum, un atleta que con tan solo una pierna corrió el maratón de Nueva York… Si otro lo había hecho ¿Porqué él no?.
Estando en el hospital, Terry vivió la impresionante experiencia de lo que era el sufrimiento del cáncer. Había demasiados pacientes compartiendo su agonía, muchos de ellos niños que muy poco sabían de lo que era la vida. Por ello Terry decidió levantarse de su cama e ir tras su mayor victoria. Debía volver a correr. Cruzaría todo Canadá, de costa a costa para recaudar fondos en pro de la investigación y combate de tan terrible enfermedad. Así se inició lo que fue llamado “El Maratón de la Esperanza”.
18 meses le llevó prepararse para semejante hazaña, para lo cual tuvo que correr 5,000 kilómetros de preparación. El 12 de abril de 1980, con una pierna amputada y suplida por una prótesis, partió de la población costera de St. John’s, ante una multitud que lo aclamaba, llenándolo de bendiciones y buenos deseos para que cumpliera su cometido. Tras de él iba una ambulancia para brindarle todo tipo de apoyo. El sufrimiento mostrado en su rostro parecía insoportable, más demostró en todo momento un heroísmo totalmente inusitado. Durante 144 días, corrió un promedio de 42 kilómetros diarios. Lo más doloroso para Terry fue la indiferencia de la gente en muchas poblaciones, donde recaudaron tan solo unos cuantos dólares. Más su entusiasmo crecía donde la generosidad se tendía a su paso.
El 1 de Septiembre de 1980, después de haber recorrido 5,373 kilómetros y haber recaudado más de 24 millones de dólares canadienses, Terry fue doblado por el sufrimiento. De inmediato se le trasladó a un hospital y se descubrió que sus pulmones estaban totalmente invadidos de cáncer. El 28 de junio de 1981 fue la última página del libro de su vida.
Su mayor logro, aparte de los fondos recolectados, fue el despertar de la conciencia de muchos canadienses a través de lo que se llamó "Maratón de Esperanza" y el surgimiento de la Fundación Terry Fox. Hoy día la Carrera de la Esperanza se lleva a cabo en 59 países y se han recolectado más de 300 millones de dólares para apoyar las investigaciones contra el cáncer. Todo el dinero que se recauda en cada país es entregado a las fundaciones locales. Beneficiando con ello a los enfermos de todo el mundo.
Terry Fox, un valeroso joven que dio lo último de su vida para que otros tuvieran vida.

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