Mucho tiempo después de que muriera el maestro, los discípulos continuaban reuniéndose y seguían amarrando al gato. Cuando el gato murió se consiguieron otro grato para continuar con la práctica de amarrarlo durante los días de reunión. Siglos más tarde, los seguidores del gran maestro, escribieron numerosos tratados acerca del importante y místico papel que desempeña en gato en la realización del culto. Y así, lo que fue una simpleza de pronto fue distorsionada hasta el punto de convertirse en un auténtico dogma de culto.
Este cuentecillo siempre me hace preguntarme ¿que tantas cosas sin importancia se habrán agregado al cristianismo, que al ser tan numerosas llegan incluso a ocultar la verdadera esencia del mensaje original?. ¿Qué tanto habrá que quitar para lograr descubrir todo el brillo de la verdad?
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