jueves, 3 de julio de 2008

LOS SINESTÉSICOS


Usted conoce que todos tenemos cinco sentidos: el olfato, el gusto, el tacto, la vista y el oído. Pero ay unas personas privilegiadas que tienen un sentido más: el sinestésico. Esta forma de percibir las cosas es algo tan extraordinario que Patricia Duffy, instructora de idiomas de Naciones unidas, dice una de las poseedoras de este maravilloso don, que la sinestesia es tan maravillosa, que perderla sería tan desagradable como perder cualquiera de los otros sentidos. O como dijo Carol Oteen, una artista de Nueva York, también dueña de este generoso privilegio: “Para mí las personas ordinarias viven la vida en blanco y negro”.
Pero… ¿De que se trata este don?. Una persona sinestética ve los sonidos en color. Cuando escucha una melodía, además del deleite auditivo, en su mente cada nota genera rayos luminosos, como hermosísimas auroras boreales, lo cual incrementa aún más el deleite auditivo. Y entre más hermosa es la melodía, mucho mayor es el despliegue de colores que se generan en su mente. Algo verdaderamente asombroso. Además de que huelen los colores y saborean las formas.
Los números, las letras, las voces de las personas, los sentimientos y hasta los dolores evocan una gran variedad de sublimes coloridos. Todo esto que por supuesto hace que el sinestésico tenga mucho mejor poder de retención, por lo cual recuerda con más facilidad hechos y cosas, aparentando tener una memoria privilegiada. Aunque cabe aclarar que cada sinestésico solo percibe algunas cosas. Algunos son capaces de ver los sonidos, otros de oler los colores y así por el estilo.
Carol Crane, quien es una sicóloga, cuenta que le apasiona la música, aunque algunos sonidos le afectan mucho más que otros. Por ejemplo, las guitarras son como un soplo en sus tobillos. El piano le llega muy fuerte en el pecho, mientras que el jazz de Nueva Orleáns es muy semejante a una lluvia que cae sobre su cuerpo, porque las notas le golpean por todas partes. También su reacción sensorial a las letras y números es igualmente de extraña. La letra “a” le provoca una luz gris en su mente, la letra “b” es azul pastel y la “c” el color carmesí. Los números le provocan un efecto similar. El 4 y el 10 tienen colorido semejante a un rojo tomate.
Simon BaronCohen, un psicólogo de la Universidad de Cambridge, especialista en la materia, estima que una de cada 2.000 personas es sinestética. Lo cual quiere decir que hasta en Guadalajara hay personas así. Aunque muchos lo callan por temor a que las juzguen con un tornillo desajustado.
Para Solomon Shereshevsky, la forma de hablar de las personas es algo tan especial que le acerca o le aleja de ellas. Todo según el colorido que emana de cada palabra pronunciada. Las voces de algunos son para él como un bouquet, y le provocan tanto interés, que procura no perderse una sola palabra que emana de sus bocas, en cambio cuando algunos desafortunados hablan, los colores se presentan tan oscuros y deprimentes, que le hacen huir de inmediato de ahí.
La palabra sinestesia viene del griego “syn”, junto, y “aiestheis”, sensación. Y es un fenómeno que trae a muchos especialistas de cabeza. Totalmente entregados a descubrir, porqué solo hay unos cuantos privilegiados con ese don, mientras que muchos de nosotros estamos totalmente privados de esta maravillosa capacidad.

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