
Los conflictos con su padre eran cosa de rutina. Más con su madre siempre se sintió protegido. Su padre lo puso a trabajar en el oficio de la familia: la mecánica, pero al fallecer su madre, Enrico decidió dedicarse exclusivamente a cantar, cosa que acarreó la furia de su padre y terminó por correrlo de la casa. Logró entonces el apoyo del maestro Gug-lielmo Vergine, quien le dio su primera educación musical formal. Después de tres años de estudio y preparación, hizo su debut operístico en el Teatro Nuovo de Nápoles. Fue así como a los 21 años surgió la gran figura de Enrico Caruso.
La fama le acompañó prácticamente desde el primer día. Pronto pisó los escenarios de Moscú, San Petersburgo, Buenos Aires y la afamada Scala de Milán.
El año de 1901, participó en El Elixir de Amor, pero su actuación fue recibida con bastante frialdad por el público napolitano, por lo cual Enrico Caruso juró no volver a cantar nunca en Nápoles, su ciudad natal... ¡Y cumplió su promesa!.
El reconocimiento mundial llegó después de que cantó "La Bohemia" en Monte Carlo , así como "Rigoletto" en el Covent Garden de Londres y la Metropolitan Opera House de Nueva York. En este último escenario se presentó durante 18 temporadas consecutivas, ofreciendo 607 funciones de 37 óperas diferentes. Su última aparición pública fue precisamente en ese teatro, el 24 de diciembre de 1920.
Enrico Caruso era todo un profesional y solamente canceló dos funciones en toda su carrera, pese a tener graves problemas de salud. Padecía de una enfermedad pulmonar que lo llevó a la muerte en 1921, a los 48 años.
Grabó aproximadamente 200 fragmentos de ópera y canciones; muchas de estas piezas siguen publicándose, un siglo después de haber sido grabadas. Sus grabaciones, aunque bastante rústicas y deterioradas, siguen vendiéndose en todas las principales ciudades del mundo.
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