lunes, 18 de mayo de 2009

LOS FAROLES DEL CENTRO COMERCIAL

Bajo el domo central de la mega plaza han colgado una enorme cantidad de faroles blancos. Casi ni se mueven. Están ahí colgados a diferentes alturas, cumpliendo con la sencilla función de ser un simple adorno. Y yo me siento día a día en una de las bancas a contemplarlos.
Me gustaría moverlos. Hacer que de pronto todos ellos comenzaran a girar en armonía, sin que hubiera una ráfaga de viento que los impulsara. Que se movieran con el solo impulso de mi pensamiento. Hacer que giraran de una forma uniforme de izquierda a derecha, y después, cuando yo lo quisiera, cambiaran su giro en sentido inverso. Y quisiera que esto lo vieran todos los que en ese momento transitan por el centro comercial. Que se quedaran con la boca abierta mirando extasiados semejante maravilla, sin que lograran entender de donde procedía la fuerza de su movimiento.
Los miro fijamente y les ordeno moverse, pero no responden a mi pensamiento. Ni de izquierda a derecha, ni de derecha a izquierda. Ni de arriba hacia abajo, ni de abajo hacia arriba. La verdad me sorprende que por más esfuerzos que hago día con día, jamás haya podido moverlos.
A veces cierro mis ojos y entonces veo como venzo su resistencia y hacen todo lo que ordeno. Entonces sonrío satisfecho. Más al abrir los ojos, veo que siguen ahí, tan estáticos como siempre. Es una lástima el que solo pueda moverlos en mi pensamiento, más no con mi pensamiento. Pero no desisto. Si hoy no pude hacerlo, quizás mañana pueda lograrlo. Continuaré en mi intento.

No hay comentarios: