miércoles, 22 de septiembre de 2010
VARLAM SHALAMOV Y EL INFIERNO CONGELADO
FRANCISCO VELARDE, EL BURRO DE ORO
Francisco, como no tenía quien le “jalara el mecate” se convirtió de la noche a la mañana en “El burro de oro”, mote que le pusieron las gentes, porque hacía derroche de ostentación, y era demasiado bruto. Con pésimo mal gusto para gastarse el dinero y cometía estupidez tras estupidez.
Le gustaba andar vestido siempre con casacas, a las cuales les colgaba hasta el molcajete, pero eso sí, de oro de 24 kilates, para impresionar a todos a su paso: botones, cadenas, medallas, escudos, estrellas y cuanta cháchara se le ocurrió que podía lucirse. Al grado que parecía uno de esos santos taquilleros a los que les cuelgan montones de milagritos.
Tenía además sus finos caballos, con buenas monturas, lujosos carruajes, magníficas residencias y fincas agrícolas, ubicadas en los Estados de Michoacán y Jalisco.
Siendo un personaje que se ufanaba de sus buenos modales y su gran refinamiento, acostumbraba enviar a sus sirvientes a Europa, para que fueran educados y se les enseñara la forma adecuada de atender debidamente a las personas de alto nivel. Así los invitados de Francisco Velarde, siempre recibían un nivel de atención a la altura de los mejores palacios europeos.
Queriendo hacer aún mayor gala de ostentación, en tiempos del Presidente Santa Anna, compró, a un alto precio, el grado de General, cosa que tan solo le sirvió para lucir vistosos uniformes, aunque no tuviera ni la más mínima noción de como se tomaba un arma.
Sus pretensiones fueron mucho más lejos aún, y por ello cuando se estableció la monarquía en México, Velarde quiso incrementar su nivel haciéndose amigo del emperador Maximiliano, por lo cual intentó granjeárselo enviándole valiosos obsequios e invitándolo a pasar algunos días de descanso en la casa que tenía en esta Perla Tapatía, y aunque al parecer jamás se le rechazaron las invitaciones, Maximiliano nunca vino a visitarlo debido a sus múltiples compromisos. Pero Francisco Velarde, creyendo que el Emperador vendría, gastó miles de pesos en preparativos. Invirtió mucho dinero para dejar en óptimas condiciones la residencia que tenía en la esquina de Hidalgo y Pino Suarez, donde hoy se encuentra el Palacio Legislativo. Importó muebles de Europa, adquirió vajillas hechas de plata con incrustaciones de oro y llenó la casa de un lujo chocante y excesivo para impresionar al dignatario.
En el colmo de su tontería, puso a trabajar dia y noche, sin descanso a un gran número de sastres y costureras, para hacer un enorme toldo, que pretendía cubriera al Emperador en su camino desde Gaudalajara a la barca, para que Maximiliano en su viaje no estuviera expuesto a los rayos del sol.
Por supuesto que todos sabían lo que estaba haciendo, y no entendían su proceder, porque nadie ignoraba que el gobierno de Maximiliano caería en cualquier momento y no era muy bueno andar tomando partido en su favor, y mucho menos llamarse su amigo. Pero era entendible que “el burro de oro” lo promulgara a los cuatro vientos. Porque todo lo que hacía se lo contaba a la gente en su afán de presunción.
El 25 de enero de 1867, cuando Maximiliano estaba sitiado en la ciudad de Querétaro, el general Don Ramón Corona, como jefe de
Cuando los republicanos avanzaban hacia
MARK INGLIS, SIN PIERNAS, CONQUISTA EL EVEREST
Mark totalmente malherido sabía que estaba a un paso de la muerte. Conforme fueron pasando los días, sus pies comenzaron a entumirse, y por más intentos que realizó, frotándolos frecuentemente con sus manos, éstos comenzaron a ennegrecerse, convirtiéndose en pedazos de carne congelada. Mark entendía muy bien lo que estaba pasando, pero no podía hacer absolutamente nada por remediar la situación.
Catorce días después del accidente, cuando la tempestad amainó y el clima se volvió benigno, Mark fue rescatado. Los médicos que lo examinaron en el hospital, se dieron cuenta que la situación de Mark era demasiado grave, y por ello aquél día, decidieron por unanimidad cortarle las piernas, un poco más arriba de ambas rodillas. Mark fue notificado de la decisión y la aceptó; tenía que aceptarla, no había otra salida, ya que de no hacerlo moriría a causa de la gangrena.
Definitivamente fue un golpe duro, y aquél día lloró; cosa rara en él, que siempre se había mostrado como un hombre inquebrantable. Y fue un hecho tan extraño, que después, reflexionando, no pudo recordar que hubiera llorado otra vez en su vida.
Quién se sintió quizás aún más abatida fue su esposa. Mark siempre había sido un hombre fuerte, atrevido, arriesgado e indomable. Y aquella seguridad que su esposo había mostrado siempre, le permitió escalar hasta la cumbre de muchas montañas, manifestando que no había nada que pudiera doblegarlo. Y ahora… ahí estaba tirado en una cama de hospital con las piernas amputadas.
Su vida jamás sería la misma. ¿Cómo podría un hombre como su esposo, todo un conquistador del mundo, aceptar sin derrumbarse aquél golpe bajo de la vida?
Pero a Mark ni su esposa lo conocía lo suficiente. Apenas sanaron las heridas y le pusieron sus prótesis, agarró su mochila y caminando con bastantes dificultades se fue rumbo a la montaña. Todos se dieron cuenta que a Mark le habían cortado las piernas, pero no le pudieron cercenar las alas.
Día con día, mostrando una entereza y coraje sin medida, Mark intentó subir las pendientes y los riscos, tal y como lo hacía antes del fatal accidente. Hubo necesidad de reaprender lo antes aprendido, y de dominar con aquellos pies de metal los caminos antes recorridos.
En el 2002 se sacó la espina colocando su bandera en la cumbre del Monte Cook, el mismo que diez años atrás había parecido vencerle. Y dos años después alcanzó la cumbre del Cho Oyu. Más nada de todo esto fue suficiente. El primero de abril del 2006, Mark Inglis, llegó al Tibet. Con toda la intención y el firme propósito de realizar la más grande hazaña de su vida. A nadie quería demostrarle nada. Ni pretendía anotar un record nunca antes logrado. Simplemente buscaba dar cumplimiento al más grande sueño que alimentaba su vida: “escalar el monte Everest”.
Cientos de alpinistas sin problemas físicos han fallado en el intento. Incluso muchos de ellos han muerto intentando escalar la cumbre más alta del planeta. Mark estaba totalmente conciente de todos esos riesgos; pero no había nada que pudiera detenerlo. Ni la angustia de su esposa, ni el pesimismo de ciertos amigos. Así que después de una semana de aclimatación; formando parte de un grupo de expertos alpinistas, emprendió el ascenso.
La escalada estuvo plagada de dificultades, aunque todo ello dentro de lo previsto. Mark Inglis se cansó demasiado, pero su ánimo se mantuvo siempre de pie obligándolo a seguir adelante. A los
Pero Mark no pensó en ningún momento en regresar. Poco después, mientras sus compañeros descansaban en su siguiente refugio, hablando precisamente de la pena que les provocaba que Mark se hubiese quedado en el camino, de pronto lo vieron llegar arrastrándose hasta el refugio. La verdad es que jamás detuvo su camino. Se vino tras de ellos, a veces cojeando, a veces de rodillas e incluso arrastrándose, pero no hubo absolutamente nada que pudiera detenerle. Para todos aquellos alpinistas aquél momento quedaría en sus mentes como uno de los momentos memorables de sus vidas.
Para fortuna de Mark y alivio de todos, se logró solucionar temporalmente el problema de la prótesis y continuar con todos los del equipo el ascenso.
Después de 40 días de haber iniciado la peligrosa aventura, el 15 de mayo del 2006, Mark Inglis le llamó a su esposa para decirle: “Ann, estoy en la cumbre del Himalaya. Lo he logrado. Ahora iniciamos el descenso”. La recepción de la señal fue muy mala, pero su esposa entendió muy bien el mensaje.
En Nueva Zelanda la noticia fue todo un suceso. El primero que llegó a la cumbre del Monte Everest fue Edmund Hillary, también de Nueva Zelanda. Era el año de 1953. 53 años después, Mark Inglis, originario de este país, repitió la hazaña, siendo el primero en llegar a esta cumbre tan alta, teniendo amputados sus pies. Algo que no fue imposible sencillamente porque era un hombre con alas.
domingo, 12 de septiembre de 2010
DAMON Y PITIAS. UNA HISTORIA DE AMISTAD
Dionisio, rey de Sirausa, montó en cólera cuando conoció las predicaciones que hacía en público Pitias. El joven afirmaba que ningún hombre debía ejercer poder ilimitado sobre otro, y que los tiranos eran reyes injustos. Y aunque Pitias en realidad jamás mencionó el nombre del rey, este se sintió aludido e hizo traer ante su presencia a Pitias, pero como ahí se encontraba también Damón, ambos amigos fueron a parar ante la presencia del rey.
El monarca no se anduvo con rodeos. De inmediato encaró a Pitias reclamándole su actitud y de donde procedía su autoridad para sembrar el descontento entre la gente. Pitias ni se inmutó. “Yo solo digo la verdad – le respondió el joven – y no encuentro nada de malo en ello”.
“Y tu verdad sostiene que los reyes tenemos demasiado poder y que nuestras leyes no son buenas para nuestros súbditos?” le cuestionó el rey a Pitias. A lo cual el joven contestó: “Si un Rey ha tomado el poder sin autorización del pueblo, podrían aplicarse perfectamente bien esas palabras…”
El rey reaccionó violentamente acusándolo de traición y le ordenó a Pitias que se retractara de sus palabras o enfrentara las consecuencias. Pero el joven no quiso retractarse de una sola de ellas. Y en ese momento el Rey lo condenó a muerte. Pero en un detalle de “generosidad”, el Rey le preguntó a Pitias: “Cuál es tu última voluntad”.
Pitias le dijo: “Dejadme ir a casa para despedirme de mi esposa y de mis hijos, y para poner mis cosas en orden.”
El Rey rió en tono burlón y le dijo a Pitias: “Además de injusto me crees estúpido. Si te dejo salir de Siracusa, seguramente jamás volveré a verte”.
Con seriedad y aplomo Pitias agregó: “Te haré un juramento”.
Pero el Rey se negó a creerle. Para él no había juramento alguno que pudiera garantizarle su regreso.
En ese momento, Damón, quien había permanecido hasta ese momento en silencio se dirigió al Rey para decirle: “Yo seré su garantía. Podéis tenerme como prisionero, hasta el regreso de Pitias. Nuestra amistad es conocida de todos, y eso es una garantía de que mi amigo regresará. Porque él es incapaz de una traición.
El Rey se mofó de la inocencia de Damón, pero aceptó la propuesta, no sin antes advertirle a Damón: “Si deseas tomar el lugar de tu amigo, debes estar dispuesto a aceptar su sentencia si él rompe su promesa. Si Pitias no regresa a Siracusa, morirás en su lugar”
Damón ni se inmutó ante la advertencia del Rey. “Pitias mantendrá su palabra, no tengo la menor duda de ello”.
Fue así como Pitias salió del palacio, mientras que Damón fue de inmediato conducido a la prisión.
Comenzaron a pasar los días y como Pitias no aparecía, el rey Dionisio no resistió la tentación de ir a mofarse de Damón.
-“Tu tiempo se está acabando- se mofó el monarca de Siracusa- Y no servirá de nada que solicites piedad. Fuiste un necio en confiar en la promesa de tu amigo. ¿De veras creíste que sacrificaría su vida por ti o por cualquier otro?”.
-“Solo ha sufrido una demora – respondió Damón sin inmutarse- Los vientos le han impedido navegar, o tal vez ha sufrido un accidente en la carretera. Pero si es humanamente posible, él regresará a tiempo. Creo en su amistad y virtud tanto como en mi existencia”.
El Rey no pudo menos de admirar la confianza de su prisionero. Así que dio la media vuelta confundido ante tanta seguridad, pero totalmente seguro de que Pitias jamás regresaría.
Y Pitia no llegó. El día fatal Damón fue sacado de la prisión y conducido ante el verdugo. El rey Dionisio lo saludó con una sonrisa socarrona.
- Parece que tu amigo no ha llegado - rió -. ¿Qué piensas ahora de él ?
- Es mi amigo - respondió Damón -. Confío en él.
Y mientras hablaba, las puertas se abrieron y Pitias entró tambaleándose. Estaba pálido y magullado, y apenas podía hablar de cansancio. Se arrojó en brazos de su amigo.
- Estás a salvo, loados sean los dioses - jadeó -. Parece que los hados conspiraban contra nosotros. Mi barco naufragó en una tormenta, y luego me atacaron salteadores. Pero me negué a abandonar mis esperanzas, y logré llegar a tiempo. Estoy dispuesto a cumplir mi sentencia de muerte.
Dionisio quedó atónito al oír estas palabras, y sus ojos y su corazón se abrieron. Era imposible resistir el poder de semejante constancia.
- La sentencia queda revocada - declaró -. Nunca creí que tanta fe y lealtad
pudieran existir en la amistad. Me has demostrado cuán equivocado estaba, y es justo que seas recompensado con tu libertad. Pero a cambio os pediré un gran servicio.
- ¿ A qué te refieres ? - preguntaron los amigos.
- Enseñadme a formar parte de una amistad tan noble.
EL ORIGEN DE LOS VIDEOJUEGOS
Estos laboratorios contaban con varias patentes muy importantes, pero no vieron en aquél jueguito nada de importancia. ¿A quien se le podría ocurrir patentar un jueguito estúpido, que para realizarlo requería de una enorme máquina con valor de varios millones de dólares?
Pero con el tiempo las computadoras se hicieron cada vez más pequeñas y baratas, hasta que a fines de los años setentas el fundador de Atari fabricó un pequeño aparato con el primer videojuego, al que llamó “Pong”, que era exactamente una réplica del creado en décadas anteriores por el científico de los laboratorios BrookHeaven.
El producto se convirtió en una locura a nivel mundial y el dueño de Atari ganó cientos de millones de dólares con él. Atari recibió una fuerte demanda de la empresa Magnavox, quienes alegaban que la idea original había sido de ellos, lo cual Atari reconoció, pero, como no había ninguna patente de por medio, la demanda resultó improcedente y Magnavox se quedó con ganas de fortuna.
LOS ABORIGENAS AUSTRALIANOS
Con la llegada de los europeos se provocaron numerosas guerras, hasta que al final terminaron por someterse llegando a un acuerdo pacífico. En la actualidad Australia tiene un Consejo Territorial Aborigen, que se encarga de mantener vivas las tradiciones ancestrales y el respeto a las formas de vida de los nativos.
Tal y como es de suponerse, los aborígenes australianos tienen costumbres y rituales muy especiales para los diferentes acontecimientos de la vida. Incluso varían de una zona a otra.
¿Que sucede, por ejemplo, cuando llega la muerte?. Si se trata de un guerrero, la costumbre es dejar su cadáver a la intemperie, sobre una plataforma de madera, para que la naturaleza se encargue de sus restos. Cuando no quedan más que los huesos, los recogen y los depositan en el agujero de un árbol. Este mismo procedimiento es empleado con los bebes que mueren apenas recién nacidos.
Si se trata de un hombre de respeto dentro de la tribu, toman su cadáver y lo colocan entre dos hogueras para que se reseque; al día siguiente lo untan con grasa y ocre y lo vuelven a dejar junto al fuego por un par de días más.
Con este procedimiento el cadáver se reseca totalmente, entonces lo colocan en una cabaña, con la puerta abierta para que todo el mundo llegue a ofrecerle sus respetos. Mientras, alrededor de la casa, se congregan las mujeres para llorar y gritar desconsoladas.
Cuando uno de ellos muere asesinado, sus amigos interrogan al cadáver para averiguar quien es el responsable de su muerte. Duermen cada noche junto a él hasta que, al fin, reciben en sueños la respuesta a su pregunta. A partir de entonces, no descansan hasta que han conseguido la venganza.
Es común que al enfermo agonizante, sus parientes y amigos lo saquen de su cabaña y lo tiendan sobre la hierba, sin importar las condiciones meteorológicas. Así que si está lloviendo, el pobre moribundo recibe su buena refrescada antes de partir. Junto a él colocan sus armas favoritas y objetos rituales, esperando pacientemente hasta que expire. Cuando esto sucede, le amarran un lazo al cuello como si fueran a ahorcarlo y proceden a colocarlo en posición fetal para terminar de amarrarlo con la cuerda.
Después proceden a quemar un círculo de hierba, donde luego cavarán su tumba. Cuando la fosa está terminada, la recubren con hojas secas y depositan el cadáver, así sentado en la posición fetal, junto con sus principales pertenencias. Lo cubren totalmente de ramas y hojas y sobre ellas tierra. Luego los familiares encienden una gran hoguera sobre la tumba.
EL CUERPO HUMANO
Los glóbulos rojos de la sangre viven entre diez y treinta horas. Las células del estómago duran de uno a dos días y las de la piel se renuevan cada tres o cinco semanas. Las células de los huesos tienen mayor duración ya que se renuevan cada dos años aproximadamente. Por lo cual podemos decir que cada dos años estrenamos esqueleto.
La piel se renueva constantemente, remplazando las células viejas por células nuevas. Las células muertas de la piel se nos van desprendiendo todos los días, así que por dondequiera que pasamos vamos dejando algo de nosotros mismos. Se ha calculado que una persona pierde a lo largo de su vida unos
Conforme vamos envejeciendo, las células se renuevan con mayor lentitud o dejan de renovarse, como es el caso de las células nerviosas. Estas células se encargan de transportar mensajes hacia el cerebro y desde éste a otras partes del cuerpo. Y se mueven a una velocidad tan extraordinaria que en menos de un segundo recorren una distancia del tamaño de un campo de fut bol.
Nuestro corazón bombea unos
La sangre recorre nuestro cuerpo a diferentes velocidades. En un minuto recorre nuestro cuerpo más de una vez. Si estamos sentados lo hace a menor velocidad, pero cuando corremos la sangre puede recorrer nuestro cuerpo hasta unas cinco veces en un minuto.
Los bebés tienen más de 300 huesos, pero un adulto cuenta con solo 206. ¿Qué pasó aquí? Lo que sucede es que el cráneo de un bebé está formado por 29 huesos que poco a poco se van solando hasta quedar en uno solo, cosa que termina de concretarse entre los 20 y 25 años.
Casi la mitad de nuestros huesos están en las manos y los pies. Cada mano está formada por 27 huesos y gracias a ellos nos es posible realizar movimientos extremadamente precisos. ¿Qué le parece? Increíble! No?
BANGLADESH
Los niños son reclutados desde pequeños para trabajar en el sector textil, en canteras, mercados o vendiendo mercancía por las calles. Mientras que las niñas son reclutadas como obreras, sirvientas o se dedican a a la prostitución.
Demasiados niños trabajan en los campos de piedra de Pagla. Ahí no hay lugar para quejarse. Se tiene que trabajar desde que amanece, hasta que llega la total oscuridad. Los pequeños aprender a picar piedra antes que a hablar. Están casi siempre desnudos, soportando el asfixiante calor del sol de hasta 40 grados. Algunos afortunados llevan los pies protegidos con trozos de plástico atados a los tobillos con cordones. El resto se arriesga a romperse los dedos al golpear las piedras. No hay un solo niño que no puedas mostrar una buena cantidad de heridas y cicatrices.
Su trabajo consiste en partir las rocas grandes hasta convertirlas en pequeñas piedras que luego una gigantesca trituradora los convierta en arena para la construcción. Todos estos niños muestran en su rostro el extremo cansancio, una tristeza desgarradora, desilución total por la vida y hambre… demasiada hambre.
El polvo envenena sus pulmones, el esfuerzo físico es agotador y los accidentes constantes. Tienen que tener mucho cuidado los pequeños con su trabajo, porque un golpe mal dado puede lastimarlos y entonces los castigan retirándolos del trabajo. Y esto significa un gran problema, porque hasta los más pequeños deben trabajar para alimentarse.
Al fin de semana llega la paga. Los capataces cuentan el número de piedras que cada quien logró romper. Los que no logran la suficiente productividad son despedidos. Al fín que hay tantos queriendo trabajar, que a nadie le importa que los despedidos se mueran de hambre. Los que lograron la cuota pasan por la caseta que hay en la entrada para recibir la paga, que nunca va más alla del equivalente a $ 60.00 pesos semanales.
Hay un dicho en Bangladesh que dice que las niñas del país sólo tienen tres salidas y que todas tienen relación con la ropa: trabajar en las miles de fábricas de ropa en las factorías textiles, lavar la ropa como criadas de la gente rica o quitarse la ropa para prostituirse. La mayoría hacen el esfuerzo para no caer en la última categoría, pero no todas lo logran.
Hay más de 70,000 niñas que trabajan en fábricas haciendo telas de sol a sol y no hay en Bangladesh una sola familia adinerada que no tenga cuando menos una menor a su servicio.El Gobierno cree que existen más de 300.000 sirvientas en todo el país, la mayoría de ellas con edades que van de los
Un gran número de estas niñas son violadas constantemente por los señores de la casa. Y esto no representa gran problema, ya que la señora, acepta que su marido abuse de la sirvienta, en lugar de que anden por ahí gastando dinero en los burdeles. Es totalmente aceptado por la sociedad de este país que con una niña sirvienta se puede hacer lo que se quiera.
Por supuesto que ninguna sirvienta denuncia el abuso sexual. Su única preocupación es que al quedar embarazada la obligarán a abortar. Además que al llegar a los 14 años serán despedidas por ser “demasiado viejas”.
¿Y cuanto ganan?. Estas pequeñas esclavas reciben el equivalente a $4 o $ 5 USD por mes. Lo mismo que reciben los niños picapiedreros en una semana.
Si usted creía que ganaba poco, piense por un momento en estos niños.
EL EFECTO PLACEBO
Este tipo de ortodoxos remedios fueron más de los que se imagina: se utilizaba excremento de cocodrilo, aceite de gusano, sangre de lagarto, polvo de momias, sanguijuelas, privación de alimentos, cauterización y un sin fin de remedios que eran francamente ridículos. Pero… curaban.
Acaso será cierto que la gente se cura pasándole un huevo por todo el cuerpo?. O auyentando las enfermedades y maleficios barriendo el cuerpo con ramas de pirul, hierva Santa o no se que cosa?. Sí, sí se puede. Todo es cuestión de fé. Y no se trata de la fé en Dios, la virgen o los santos. Simplemente se trata de creer, de confiar, de esperar, de abandonarse totalmente a algo o a alguien. Tal y como lo hablamos hace tiempo de la famosa agua del Tlacote, que sanó a tantas y tantas gentes, y en realidad, tal y como se comprobó con estudios científicos, no era más que agua de poso común y corriente. Pero la gente creía y por eso sanaba.
En la medicina moderna también hay algo semejante a todo esto. Lo llaman Placebo. Y es un asunto un tanto inexplicable que asombra a los profesionales de la medicina, pero que se ha visto puede llegar a funcionar hasta en un 70% de los casos.
Hay hechos verdaderamente sorprendentes:
Como usted sabe hay dolores tan fuertes, como es el caso de los provocados por el cáncer, y los cuales solo pueden ser controlados a través de la morfina. Una poderosa droga que por desgracia crea adicción y lo peor de todo es que cada vez se requieren dosis mayores para lograr su eficacia. Es por ello que, sin que el paciente lo sepa, de pronto los médicos sustituyen la droga por una solución salina absolutamente inócua. Y aunque parezca increíble, la solución provoca el mismo efecto que la morfina en el paciente. Aunque el asunto no es tan fácil como pudiera imaginarse. Pero sirve el truco.
Médicamente se han atendido a muchos pacientes valiéndose del efecto placeo, desde cosas muy sencillas como eliminar las verrugas pintándolas con tinta de colores brillantes y sin propiedad alguna, pero convenciendo al paciente que es un remedio supereficaz, hasta operaciones ficticias.
Hace cosa de un par de años, el médico cirujano Bruce Moseley, del Veteran Affaire Medical Center de Houston, atendió a un tejano llamado Silvestre Colligan, de 76 y veterano de
En otro caso, en Venezuela se atendió a un grupo de niños asmáticos, demostrando la eficacia del placebo. En este caso cada vez que los pequeños usaban un inhalador antialérgico se les exponía a un fuerte olor a vainilla. A las dos semanas, ya solo se les administraba el aroma, pero la capacidad pulmonar de los pequeños mejoró como si estuvieran usando el inhalador auténtico.
Según el decir de los expertos, esto se debe al poder de la mente sobre la materia. Se trata de una demostración palpable de cómo nuestra expectativa psicológica es capaz de prevalecer sobre las señales que proceden de nuestro cuerpo.
Aunque no todo tipo de enfermedades se pueden tratar de esta manera, las que más resultan beneficiadas con el efecto placebo son el dolor crónico, la hipertensión, la angina de pecho, la depresión, la úlcera, el asma, la artritis y la migraña. Algunos entusiastas dicen que hasta se consiguen buenos resultados en las afecciones cardiacas y el cáncer.
Howard Brody, investigador de
El efecto placebo no es un acto de magia, tan solo es una forma de hacer que el organismo libere esas sustancias que son benéficas y curativas para el cuerpo, como pueden ser la dopamina y las endorfinas. Aunque los críticos más duros dicen que si los médicos se inclinan por apoyar este tipo de prácticas, vamos a volver a los tiempos en que se curaba a los pacientes con las vísceras de una gallina.
viernes, 3 de septiembre de 2010
COSTO DE GUERRA
Se dice que las guerras mundiales costaron: más de 375 billones de dólares.
30 millones de muertos en campos de batalla.
20 millones de mujeres, ancianos y niños, muertos por los bombardeos.
20 millones de muertos en campos de concentración.
30 millones de mutilados.
45 millones de expatriados.
30 millones de viviendas destruídas.
Con el dinero que se gastó, se podría dar a cada familia de Europa, una casa de $18,000 dls. amueblada y un regalo de 25,000 para cada familia.
Se hubiera podido dar $60,000,000 dls. para construir hospitales y escuelas a cada ciudad de 200,000 habitantes.
Por supuesto que esto hace referencia únicamente a la Primera y Segunda Guerra Mundial. Si sumamos lo que se han gastado los gringos y sus aliados en el Medio Oriente, más lo que antes despilfarraron en Vietnam, tenga usted por seguro que hasta nos darían a todos casa y despensa.